“Los que más disfrutan de la vida son los que dejan la seguridad de la orilla y se apasionan en la misión de comunicar vida a los demás”. (Documento de Aparecida, 360).

“Queridas hermanas, la misión no es sólo nuestra es de todas ustedes, ya que tanto nos apoyan con su oración como frecuentemente nos lo hacen saber, que Dios escucha nuestros ruegos y estamos seguras que es la fuerza de la oración lo que está haciendo fructificar esta pequeña parcela de la Anunciata” en Pucallpa.

PUCALLPA – PERÚ (17 marzo, 2022)

Las hermanas Dominicas de la Anunciata estamos presente en Pucallpa desde 1960. Primeramente, en la Parroquia Santa Rosa, ubicada en la zona céntrica de la ciudad. Debido al gran número de asentamientos humanos que iban proliferando en los suburbios que estaban totalmente desatendidos tanto en lo social como en lo religioso, las hermanas solicitaron trasladar la comunidad a uno de esos asentamientos, El Señor de los Milagros, ubicado a 7, 300 km de la ciudad.
En efecto, la ciudad de Pucallpa pasó de 30 mil a más de 380.000 habitantes en pocos años. En el centro de la ciudad reside el 30 % de esta población y el 70 % está fuera de ese centro. La mitad de las religiosas del Vicariato Apostólico están en el “centro” y la otra mitad en zona rural. No hay ninguna presencia de religiosas en los asentamientos humanos. Es la razón por la cual, en diálogo con el Obispo y con el Consejo Provincial se decidió trasladar la comunidad. Hecho que ocurrió en mayo del 2009.
La realidad de la periferia es muy distinta del centro de la ciudad. Tanto el nivel social y económico como el educativo dan lugar a una marcada diferencia.
En general se puede decir que la población de los asentamientos humanos, incluido el nuestro, está compuesta por familias de bajos recursos económicos que realizan trabajos eventuales como son: motocarristas, vendedores ambulantes, recolectores de material para reciclar, pequeñas tiendas con productos regionales, ventas de comida en la calle….
No cuentan con servicios de agua, desagüe, hay deficiencia de luz eléctrica, viviendas precarias con maderas, material de desecho, plásticos, cartón, etc. Las calles son de tierra y, como es arcillosa no absorbe rápidamente el agua por lo que cuando llueve el barro las hace prácticamente intransitables.
El nivel cultural es bajo, carencias en la educación sistemática, padres analfabetos o con muy poca escolarización, deserción escolar, muchos padres prefieren que sus niños trabajen y no los envían a la escuela. Hay mucho machismo, embarazos prematuros, bastantes madres solteras y/o abandonadas por sus parejas y a cargo de varios niños con las consecuentes dificultades para mantenerlos.
Viendo esta realidad y fieles al carisma de nuestro fundador, San Francisco Coll, quien hizo una clara opción por las mujeres de los sectores más vulnerables y en diálogo con la población comprendimos que era muy necesario comenzar con talleres de capacitación laboral y apoyo escolar. Cursos que les permitirán mejorar su calidad de vida, sentirse más valoradas, ser más conscientes de sus derechos como mujeres y recibir formación humana, religiosa y profesional.
Comenzamos con apoyo escolar y un taller de costura y otro de repostería. Las mujeres se mostraron muy interesadas en aprender y poder contar con algún recurso económico que les permita no depender en todo de su pareja. Debido a la pandemia se tuvo que dejar estas actividades, pero con la gracia de Dios y la ayuda de varios benefactores podemos continuar e, incluso, agregar el de peluquería. Después del tiempo de formación se les da un certificado del que se muestran sumamente orgullosas. Lo bueno de este certificado es que pueden ya no sólo realizar actividades que les generen recursos económicos, sino que comienzan a valorar la educación.
De esta manera podemos estar en sintonía con el carisma del Padre Coll quien puso énfasis en la educación de la mujer como pilar de la familia y por lo tanto de la sociedad. Sabemos que nos queda aún mucho por hacer pero con perseverancia y con la confianza plena que es obra de Dios, como nuestra misma Congregación, dará abundantes frutos y que el lugar donde nacemos o vivimos deje de condicionar nuestros derechos y el respeto de la dignidad que tenemos como mujeres.

DISCURSO DE PAPA FRANCISCO EN LAS NACIONES UNIDAS (25/09/2015)

• La justicia es requisito indispensable para obtener el ideal de la fraternidad universal. Dar a cada uno lo suyo, significa que ningún individuo o grupo humano se puede considerar omnipotente, autorizado a pasar por encima de la dignidad y los derechos de las otras personas o agrupaciones sociales.

• Hay grandes sectores indefensos, víctimas de un mal ejercicio del poder: el ambiente natural y el vasto mundo de mujeres y hombres excluidos. Por eso hay que afirmar con fuerza sus derechos, consolidando la protección del ambiente y acabando con la exclusión.

• Los seres humanos somos parte del ambiente. Vivimos en comunión con él porque el mismo ambiente comporta límites éticos que la acción humana debe reconocer y respetar.