Nueva Esperanza, es un pequeño y muy aislado paraje del departamento Copo de la Provincia de Santiago de Estero. El paraje está a 50 kilómetros de San José del Boquerón, por un camino de tierra muy duro, casi intransitable, y a 60 km de Monte Quemado, que está peor aún: “No tenemos comunicación para el norte ni para el sur, menos si llueve, quedan totalmente aisladas”.
Las hermanas instaladas desde hace más de 30 años en la zona, por gestiones del primer obispo de la diócesis de Añatuya, monseñor Jorge Gottau, tienen que ver con todo lo que en esta zona ha cambiado, mejorado y progresado, en la medida de sus posibilidades.
Inauguraron la primera posta de San José del Boquerón, con el padre Juan Carlos Constable (jesuita). Enseñaron la catequesis. Enseñaron en las escuelas. Ayudaron a construir las primeras casas de material. Les enseñaron a hacer sus propios ladrillos para ello. También les mostraron cómo captar agua de lluvia con techos de chapas y a construir aljibes para acumularla. Les llevaron, la Palabra, alimentaron su fe, y cambiaron sus vidas, para siempre.
La primera en llegar fue Asunción. Tenía mucha experiencia como enfermera en Francia, donde había trabajado en los mejores hospitales e institutos.
Su fuerte vocación y su espíritu misionero las llevó hasta este punto del mapa con una misión que excede lo puramente religioso: su tarea es muy amplia: son aguateras, albañiles algunas veces, chofer (permanentemente), mediadoras, parteras, policías, defensoras, consejeras, y todo lo que se presente. Mantienen una posta sanitaria, además de la parroquia porque no hay sacerdote; atienden toda la pastoral de la parroquia: dan catequesis a las cinco escuelas que pertenecen a la parroquia, más la catequesis de la parroquia.
La parroquia atiende 23 parajes (algunos con 4 o 5 familias, otros con más). Visitan las escuelas y reúnen a la gente. La distancia de un pueblo a otros es enorme, son 30 kilómetros cada vez que salen de un lado a otro.